El experimento de la NASA en el cual participó Carl Sagan y que acabó con un delfín enamorado de su cuidadora y consumiendo LSD

Los caminos de la investigación científica a veces son cuestionables y escabrosos, en numerosas ocasiones los investigadores han llegado a prácticas que rozan con lo poco ético para encontrar las respuestas que buscan, que algunas veces no son las esperadas.

El experimento que buscó enseñar lenguaje a un delfín

Precisamente algo así es lo que ocurrió en la investigación de la que habla este artículo, la cual se llevó a cabo en la década de 1960 en la isla caribeña de St. Thomas. Allí un equipo de científicos, liderado por el renombrado investigador John Lilly, se embarcó en un audaz proyecto para intentar enseñarle inglés a un delfín llamado Peter. Sí, así como lo acabas de leer.

entrenadora con dos delfines
Los delfines están entre las especies más inteligentes del planeta.

Este ambicioso experimento tenía como objetivo explorar la inteligencia y la comunicación entre humanos y estos cetáceos creando así una especie de “puente comunicativo” mediante el cual los humanos podamos entender a los delfines y viceversa. Hay que recordar que Lilly también era conocido por sus excéntricas investigaciones.

El contexto científico y los protagonistas del experimento

En la década de 1960, la investigación sobre la inteligencia animal se encontraba en pleno auge. Los científicos estaban intrigados por la posibilidad de comunicarse con otras especies y comprender mejor su comportamiento. John Lilly, un médico y científico, fue uno de los pioneros en este campo y se destacó por sus estudios sobre la comunicación con los delfines. Sin embargo, para ese momento Lilly ya tenía un pasado polémico sobre sus prácticas en experimentación con animales.

John Lilly junto a un delfín
John Lilly era un reconocido investigador especializado en comunicación animal.

Carl Sagan y Frank Drake, ambos astrónomos y científicos respetados (los dos ya en el proyecto SETI), también se interesaron por el trabajo de Lilly y se involucraron en el proyecto del delfín Peter como consultores científicos.

Aunque Sagan y Drake en ese momento eran más conocidos por su trabajo en la búsqueda de inteligencia extraterrestre, su participación en este experimento reflejaba su amplio interés en la ciencia multidisciplinaria y la búsqueda de inteligencia en diversas formas de vida.

Intereses similares por parte de Lilly (a quien también le interesaba la vida alienígena) y los científicos del SETI (Sagan y Drake) les haría pensar que, entendiendo y enseñando inglés a los delfines, sería posible comunicarse con cualquier civilización extraterrestre. Si lo lees ahora puede parecer hasta chiste, pero para ellos era una investigación muy seria.

La entrenadora Margaret Howe Lovatt y la relación con el delfín Peter

Ya con el experimento aprobado y financiado por la NASA, se necesitaba a alguien para la labor de maestra de Peter, y fue así como entró a formar parte del experimento Margaret Howe Lovatt. Ella era una joven veinteañera que trabajaba en un hotel cercano y que se presentó como voluntaria. Desde pequeña había crecido amando los animales así que era algo así como una oportunidad de oro.

Lovatt, una dedicada cuidadora, fue una figura clave en el experimento con el delfín Peter a pesar de no tener formación científica. Ella pasaba horas con él todos los días en su hábitat acuático (una casa que estaba parcialmente sumergida), interactuando y estableciendo una conexión. La meta era crear un ambiente propicio para que Peter aprendiera a vocalizar y comprender el inglés. Sí, vocalizar.

Mujer con delfín en piscina
Debido al gusto e interés de Margaret por los animales, rápidamente se hizo amiga de Peter.

Con el tiempo, la relación entre Margaret y Peter se volvió más estrecha, y el delfín comenzó a responder positivamente a sus intentos de enseñarle nuevos sonidos y palabras. La pareja humano-delfín se convirtió en un ejemplo fascinante de la capacidad de establecer comunicación inter-especies.

El momento en que el experimento con el delfín se comenzó a salir de control

A mediados de 1965 Margaret y Peter convivían permanentemente en la casa donde se desarrollaba el experimento. Comían, dormían, jugaban, hacían todo juntos. En ese momento la entrenadora notaba claramente que al delfín le interesaban las lecciones y que era bastante inteligente, lo que significaba que el experimento iba por buen camino.

Sin embargo al poco tiempo Peter comenzó a tener ciertas actitudes “afectivas” no tan inocentes con Margaret. Se quedaba observando por largos periodos el cuerpo de la joven y al parecer le interesaba su anatomía. Para ese entonces el delfín estaba en una edad que se podría considerar “adolescente”, por lo que hasta cierto punto era normal su comportamiento curioso.

Delfín junto a su entrenadora
Con el pasar de las semanas fue quedando claro que lo que Peter buscaba era más que una simple amistad.

Pero el interés del delfín no quedó ahí, las miradas constantes luego dieron lugar a frotamientos del cuerpo del cetáceo con el de su entrenadora llegando incluso a tener erecciones. Las insinuaciones llegaron a ser tales que Lovatt tuvo que masturbar al delfín con la intención de aliviar su necesidad sexual y que de ese modo pueda mantener su concentración en el experimento.

En una entrevista que Lovatt dio a The Guardian en 2014 dijo lo siguiente: “No me sentía incómoda con ello, mientras no fuera brusco. Simplemente era parte de lo que pasaba, como un picor: tan sólo líbrate de él, ráscate y prosigue. Y así es como funcionaba. No era privado. La gente podía observarlo“.

Entrenadora junto a delfín en una piscina
Para Margaret el comportamiento del delfín parecía no incomodarle, lo que ella buscaba siempre es que Peter se mantenga centrado en el experimento.

Un experimento de comunicación con animales que tuvo un final trágico

A pesar de los sucesos extraños ocurridos entre Peter y Lovatt, parecía haber un avance en el experimento, sin embargo John Lilly (quien lideraba el proyecto) comenzó a suministrar LSD al delfín, algo que a la entrenadora no le parecía correcto y que finalmente hizo que Lilly desistiera de continuar haciendo.

Al observar que el LSD no producía ningún efecto en el cetáceo, Lilly perdió el interés en el experimento. Además, la falta de evidencias del avance en el intento de que Peter aprenda inglés causó que se suspenda la financiación y se cierre el proyecto.

Las conclusiones fueron que los delfines parecen tener altos niveles de autoconciencia y que son capaces de entender la comunicación de los signos humanos, pero no hay evidencia de que sean capaces de aprender la comunicación verbal humana.

Margaret Lovatt y el delfín Peter
Margaret nunca estuvo de acuerdo en que se le suministrara LSD a Peter para el experimento que llevaban a cabo.

Para Margaret fue difícil separarse de su amigo Peter después de haber convivido con él un largo periodo, pero para el delfín fue fatal no volver a ver a su entrenadora, de quien al parecer estaba enamorado.

Posterior a la clausura del proyecto Peter fue trasladado a otro laboratorio donde se suicidó dirigiéndose hacia el fondo de su estanque y dejando de respirar deliberadamente. Sin duda la separación de Margaret fue un hecho que no pudo superar.

Por si te interesa conocer más de esta historia, puedes ver el documental de la BBC The Girl Who Talked to Dolphins.

Conclusión

Queda claro que en la búsqueda de respuestas algunas veces los científicos e investigadores pueden rondar los límites de lo éticamente permitido y sus prácticas son cuanto menos cuestionables. El caso del experimento con el delfín Peter solo es una pequeña muestra de que la investigación científica en ocasiones puede ir por caminos escabrosos.


Si te ha gustado, recuerda que puedes leer más artículos como este en la categoría Investigación.

Esta vez te recomendamos esta otra publicación para que sigas conociendo y aprendiendo del mundo que te rodea. ¡Esperamos que te guste!