Vladimir Demikhov es reconocido en el mundo científico por sus contribuciones revolucionarias en la cirugía experimental, específicamente en el ámbito de los trasplantes y la investigación cardiovascular. Sin embargo, sus prácticas con perros dividió a la comunidad científica y le hizo acreedor al apodo “Frankenstein de los perros”.
Investigación innovadora en trasplantes y cirugía cardiovascular
La investigación de Demikhov se centró en la viabilidad de los trasplantes de órganos y tejidos, un campo poco explorado en la primera mitad del siglo XX. Sus primeros trabajos se enfocaron en el trasplante de órganos como el corazón y los pulmones, realizando procedimientos pioneros en animales como perros para comprender mejor la viabilidad y la técnica detrás de estos trasplantes.
Uno de sus logros más destacados fue la realización del primer trasplante de corazón en un animal vivo en 1946. Este hito marcó el comienzo de una nueva era en la medicina, abriendo las puertas a la posibilidad de trasplantes de órganos en seres humanos en el futuro.
Demikhov continuó refinando sus técnicas a lo largo de los años, lo que llevó a avances significativos en la cirugía cardiovascular y la comprensión de la inmunología relacionada con los trasplantes.
Prácticas controvertidas: Cirugía experimental con perros
A pesar de sus contribuciones innovadoras, Demikhov también generó controversia debido a sus prácticas experimentales con perros. Utilizó a estos animales como modelos para realizar procedimientos quirúrgicos avanzados, incluida la creación de perros quiméricos con dos cabezas. Estos experimentos, aunque impresionantes desde el punto de vista técnico, fueron objeto de críticas éticas y de bienestar animal.
La comunidad científica y el público en general cuestionaron la ética detrás de estos experimentos, planteando preocupaciones sobre el sufrimiento y la calidad de vida de los animales involucrados.
A pesar de las críticas, Demikhov defendió su trabajo argumentando que era necesario para avanzar en la comprensión de la fisiología y la cirugía, aunque admitió la necesidad de mejorar las prácticas de bienestar animal en la investigación médica.
El perro de dos cabezas
A medida que la investigación de Demikhov avanzaba decidió realizar su controvertido experimento, que consistía en unir una segunda cabeza en un perro y que lógicamente ambas estuvieran vivas. Para su trabajo escogió a un pastor alemán de la calle llamado Brodyaga y un perro pequeño llamado Shavka. Luego de sedar a ambos canes, amputó la parte inferior del cuerpo de Shavka (debajo de la caja torácica). Cortó la columna vertebral, pero dejó conectados su corazón y sus pulmones hasta el final de la cirugía.
Luego la cirugía siguió con Brodyaga (el perro más grande). Hizo una incisión en la base de su cuello dejando ver la vena yugular, la aorta y parte de la columna vertebral. Luego vino la fase más crítica, conectar perfectamente los vasos sanguíneos principales de la cabeza de Shavka con los vasos correspondientes del perro anfitrión (Brodyaga). También unió la tráquea de Shavka a los pulmones de Brodyaga
La cirugía duró apenas 3 horas y media, pero cuando ambos perros despertaron podían ver, oír, oler y tragar. Si bien Shavka (el perro pequeño) podía beber, el líquido caía al suelo ya que su aparato digestivo no estaba unido. Shavka y Brodyaga sobrevivieron solo 4 días, algo que de todos modos se considera un hito. Demikhov realizó en total 24 operaciones de este estilo.
Aportes significativos a la medicina y cirugía
A lo largo de su carrera, Demikhov realizó numerosos aportes significativos a la medicina y la cirugía que impactaron directamente en el desarrollo de técnicas quirúrgicas modernas. Sus investigaciones en trasplantes de órganos y tejidos sentaron las bases para los avances posteriores en la cirugía de trasplantes, incluidos los trasplantes de corazón y pulmón en humanos.
Además, sus experimentos con perros contribuyeron a mejorar la comprensión de la inmunología relacionada con los trasplantes y la compatibilidad de tejidos, aspectos cruciales para el éxito a largo plazo de los trasplantes en pacientes humanos.
Aunque sus prácticas experimentales han sido objeto de debate, su legado científico sigue siendo relevante en la actualidad, inspirando a generaciones de cirujanos y científicos a seguir explorando los límites de la medicina moderna.
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