Félicette era una gata blanquinegra que recorría las calles de parís como cualquier otro felino. Fue encontrada por un vendedor de mascotas, y adquirida por el gobierno francés. Fue elegida de entre otros 14 gatos gracias a su carácter tranquilo que le permitió pasar a la historia.
Félicette: La gata pionera del espacio
En la década de 1960, la carrera espacial estaba en pleno apogeo, con la Unión Soviética y Estados Unidos compitiendo ferozmente por la supremacía en la exploración espacial.
Sin embargo, en medio de este frenesí, un pequeño país europeo, Francia, se preparaba para hacer historia de una manera inusual: enviando a un felino al espacio. En este contexto, nace la historia de Félicette, la gata que se convertiría en un símbolo de valentía y contribución científica.
El contexto histórico de la misión espacial de Félicette
A fines de la década de 1950 y principios de la década de 1960, la exploración espacial estaba en su infancia. La Unión Soviética había lanzado el Sputnik 1 en 1957, marcando el comienzo de la era espacial. Este evento inspiró a otros países a seguir su ejemplo y explorar más allá de la atmósfera terrestre. En 1963, la Agencia Espacial Francesa, CNES, estaba ansiosa por hacer su contribución al campo emergente de la astronáutica.
En medio de esta efervescencia científica, Félicette, una gata de calle común y corriente, fue seleccionada para participar en un experimento espacial. Los científicos eligieron gatos debido a su tamaño y peso, considerando que eran animales ideales para probar los efectos de la ingravidez en seres vivos antes de enviar humanos al espacio.
La misión de Félicette: un viaje al espacio exterior
El 18 de octubre de 1963, Félicette despegó en un cohete Véronique AG1 desde el Centro de Lanzamiento de Cohetes en Hammaguir, Argelia. Su viaje consistió en un vuelo suborbital de aproximadamente 15 minutos. Durante ese tiempo, se recopilaron datos sobre su actividad cerebral y su reacción al entorno espacial. Félicette, equipada con electrodos implantados en su cerebro, experimentó los efectos de la ingravidez mientras orbitaba brevemente la Tierra.
La misión de Félicette fue un éxito técnico y científico. Proporcionó datos valiosos sobre la supervivencia de seres vivos en el espacio y ayudó a los científicos a comprender mejor los efectos de la ingravidez en el cuerpo. Aunque su contribución fue significativa, lamentablemente, la historia de Félicette está marcada por un final trágico.
El sacrificio de Félicette y su legado
Tras su regreso a la Tierra, Félicette fue sometida a una eutanasia para permitir el examen de su cerebro y los datos recopilados durante la misión. Este sacrificio, aunque doloroso, proporcionó información vital que contribuyó al avance de la ciencia espacial. Aunque la vida de Félicette fue corta y su sacrificio pasó en gran medida desapercibido durante décadas, su legado finalmente fue reconocido.
En 2019, una campaña de crowdfunding recaudó fondos para erigir un monumento en honor a Félicette en París. Este monumento conmemora su papel pionero en la exploración espacial y reconoce su contribución a la ciencia.
Félicette, una vez una gata callejera sin nombre, ahora es recordada como una heroína espacial, una exploradora intrépida que abrió nuevos horizontes en la búsqueda del conocimiento.
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