Donó el cuerpo de su madre para investigación científica y el ejército lo usó para pruebas de explosivos

El propósito de este hijo era que el cuerpo de su madre fallecida pueda ser utilizado para investigar posibles curas del Alzheimer, sin embargo, el desenlace de los restos de la mujer fue otro.

Su hijo pensó que esta era la mejor forma de recordarla

Esta es al historia de Doris Stauffer, una mujer estadounidense que murió en 2013 a la edad de 74 años. En ese momento su hijo Jim pensó que donar el cuerpo de su difunta madre a la ciencia sería una buena forma de recordarla para la posteridad. Él tenía la esperanza de que el cerebro de su madre pudiera ayudar de alguna forma a acercarnos un poco más a la tan ansiada cura para el Alzheimer.

Para cumplir con esta decisión Jim entregó los restos al Biological Resource Center (BRC), compañía que le aseguró (y se comprometió) que el cadáver sería utilizado solo para fines de investigación científica y medicina y no en pruebas ajenas a estos ámbitos. Incluso en el documento que se firmó Jim marcó la casilla donde prohibía el uso en actividades militares.

Usaron el cuerpo de su madre para pruebas militares

Al poco tiempo de la donación del cadáver, Jim recibió las cenizas de su madre (se suponía que solo el cerebro iba a ser utilizado para investigación), pero lo que pasó en realidad es que en el centro de investigación solo cortaron una de las manos de la mujer y la cremaron, para luego enviársela a su hijo. El resto del cuerpo fue vendido al ejército estadounidense por “solo” 6000 dólares.

Prueba de explosivos en un campo
En Estados Unidos sí está permitido el uso de cuerpos para pruebas militares con explosivos, siempre y cuando sea con autorización de los familiares.

Una investigación periodística destapó el escándalo

Jim jamás se hubiera enterado del verdadero final del cuerpo su madre si no fuera por una investigación llevada a cabo un par de años después (en 2016) por la agencia de noticias Reuters donde daba cuenta del descubrimiento de malas prácticas en Biological Resource Center (BRC).

Los registros de la empresa demostraban que vendían cadáveres al ejército estadounidense sin el consentimiento de sus familiares, lo que demuestra que el caso de Doris Stauffer no era un incidente aislado.

“Aparentemente la ataron en una silla sobre algún tipo de aparato, y se produjo una detonación debajo de ella para tener una noción de qué le sucede al cuerpo humano cuando un vehículo es atacado con un dispositivo explosivo”, afirmó Jim en una entrevista.

Fotografía de Doris Stauffer
Fotografía de Doris Stauffer.

En total fueron 32 las familias que denunciaron a la empresa por haber sido víctimas de este tipo de perjuicios. Pero como si no fuera suficiente, durante una investigación del FBI un agente afirmó haber visto una nevera llena de genitales masculinos, un torso sin cabeza al cual se le había colocado otra cabeza cosida (al estilo Frankenstein), y recipientes con varias partes humanas, como cabezas, brazos y piernas.


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