La hormona del amor (oxitocina) podría curar el tejido cardiaco del corazón tras una lesión.

La oxitocina es conocida como la “hormona del amor”, y esto es porque cuando nos enamoramos nuestro cerebro la segregará en mayor cantidad, pero además de ponernos románticos también nos puede curar.

Cuando uno está enamorado parece que viéramos el mundo con otros ojos, somos más optimistas y los problemas parecen ser pequeños y de fácil solución.

¿Cómo funciona en el amor?

Precisamente estar enamorado está estrechamente relacionado con la hormona oxitocina, pues durante el enamoramiento nuestro cerebro la produce en mayor cantidad. Esta se fabrica en el hipotálamo, y luego es almacenada en la hipófisis o glándula pituitaria, para ser utilizada cuando sea necesario.

Ilustración digital del beso desde el punto de vista de la ciencia
Durante el enamoramiento se llevan a cabo una serie de impulsos físicos y químicos en el cerebro.

Esta hormona tiene acción sobre los sistemas de nuestro cerebro que están estrechamente relacionados con el refuerzo positivo, provocando la sensación de placer, complicidad y confianza con nuestra pareja, además de generar el deseo de mantener una relación monógama.

Pues bueno, ahora sabemos que además de hacernos sentir enamorados, la oxitocina puede curar corazones rotos… literalmente.

De acuerdo a una investigación de la Universidad Estatal de Michigan en Estados Unidos, la oxitocina (producida en el sistema nervioso central) podría ser de mucha ayuda a que el tejido cardíaco se regenere después de haber sufrido alguna enfermedad cardiovascular.

Esta molécula normalmente se libera en el momento de un orgasmo, durante el parto y también influye en las relaciones sentimentales de las personas. De ahí que reciba el nombre de la hormona del amor, pero ahora parece que en un futuro no muy lejano podría ser también la hormona que reparará los corazones dañados.

Un pez con un superpoder “mutante”

La investigación, titulada originalmente “Oxytocin promotes epicardial cell activation and heart regeneration after cardiac injury” indica que esta hormona podría ayudar a reparar el tejido cardíaco en seres humanos, el cual queda gravemente dañado tras sufrir un infarto. Ya anteriormente se le había descubierto una bondad para nuestra salud: su capacidad de reducir la presión sanguínea, la inflamación del tejido cardiaco y la difusión de radicales libres.

Los investigadores llevaron a cabo sus análisis con peces cebra (Danio rerio), una especie con un “superpoder” extraordinario: poder reparar completamente su corazón después de un ataque cardiaco. Pero además los científicos han trabajado con células humanas a la par. Gracias a la investigación se observó cómo es que el pez cebra lleva a cabo su casi milagrosa regeneración cardiaca. En estos peces, la hormona oxitocina ayuda a su corazón a reemplazar los cardiomiocitos dañados y muertos.

Peces cebra
Peces cebra. Créditos de la imagen a su autor.

Pero, ¿qué son los cardiomiocitos? Se trata de las células musculares especializadas encargadas de las contracciones cardíacas, que se dañan cuando se produce un infarto. Los experimentos con células humanas, arrojaron resultados interesantes y prometedores, pues indican que la oxitocina podría tener efectos similares a los del pez cebra en seres humanos, siempre y cuando sea administrada en la dosis y momento adecuados.

Una hormona fascinante

La oxitocina es producida por la glándula pituitaria en el cerebro, y es conocida comúnmente como la “hormona del amor” o la “hormona del abrazo”. Esta hormona juega un papel importante en el cuerpo humano y tiene varias funciones clave. Una de las principales funciones de la oxitocina es la de regular el parto y la lactancia. Durante el parto, la oxitocina ayuda a estimular las contracciones uterinas y facilitar el nacimiento del bebé. Después del parto, la oxitocina ayuda a estimular la producción de leche materna y a facilitar la lactancia.

Además de su papel en el parto y la lactancia, la oxitocina también desempeña un papel importante en la formación de vínculos sociales y emocionales. Se sabe que esta hormona se libera durante situaciones de contacto físico, como el abrazo o el contacto piel con piel, y se cree que ayuda a fomentar sentimientos de amor, confianza y empatía.

La oxitocina también puede tener efectos beneficiosos en el cuerpo humano, incluyendo la reducción del estrés y la ansiedad, la disminución de la presión arterial y la mejora de la salud mental en general. Algunos estudios también han sugerido que la oxitocina puede desempeñar un papel en el fomento de la fidelidad y la monogamia en las relaciones románticas.

Un peligro latente para el corazón

Las enfermedades cardiovasculares son un conjunto de trastornos que afectan al corazón y a los vasos sanguíneos, y son una de las principales causas de muerte en todo el mundo. Estas enfermedades pueden ser causadas por varios factores, incluyendo la edad, el género, la dieta poco saludable, la falta de actividad física, el tabaquismo y la presión arterial alta.

Hombre tocándose el pecho por dolor de corazón
Las enfermedades cardiovasculares son una de las principales causas de muerte en el mundo. Créditos de la imagen a su autor.

Una de las enfermedades cardiovasculares más comunes es la enfermedad coronaria, que se produce cuando las arterias que suministran sangre al corazón se estrechan o se bloquean. Esto puede provocar dolor en el pecho, falta de aliento y, en algunos casos, un ataque cardíaco. Otra enfermedad cardiovascular común es la insuficiencia cardíaca, que se produce cuando el corazón no puede bombear suficiente sangre al cuerpo. Esto puede provocar fatiga, dificultad para respirar y otros síntomas.

Conclusión

La enfermedad cerebrovascular, que incluye accidentes cerebrovasculares y ataques isquémicos transitorios, también es una enfermedad cardiovascular común. Estas enfermedades se producen cuando el flujo sanguíneo al cerebro se ve interrumpido, lo que puede provocar daño cerebral permanente.

Aunque las enfermedades cardiovasculares son una causa importante de mortalidad, se pueden prevenir en gran medida mediante la adopción de hábitos de vida saludables. Esto incluye seguir una dieta saludable, hacer ejercicio regularmente, no fumar y controlar la presión arterial y el colesterol.


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